domingo, 11 de abril de 2010

Intentando creer


Después de mucho tiempo de estar a la expectativa de quienes serian los dirigentes de este país, sin tomar mucha consciencia de por quién decidiría yo votar en años anteriores y de sentirme sin ganas ni motivos de participar. Porque aun habiendo nacido en una familia donde siempre se han generado discursos políticos y participación en ellos. Yo sentía, que aunque compartía algunos imaginarios políticos no era mi lugar. Desde muy pequeña Marx hizo su aparición en mi vida, a través de su obra y los análisis de desarrollo social, empezaron a interesarme. Pero después el desentendimiento de los textos políticos y mi poco interés de comprender más sobre sus teorías me alejaron del contexto literario.

Un poco más de rumba y cerveza en los primeros años del total rechazo a mi misma; generaron mediocridad en mis decisiones políticas. No recuerdo muchos votos que yo realizara a consciencia de mi criterio. O al menos de lo que el candidato de turno intentaba vender.

Después en la Universidad, donde todo pintaba entre incertidumbres y cervezas, intente ser un alumna mas, pero mi insaciable aceptación a ese terreno brillaba mas. Y viví en decanatura, peleando con ella. Después de mucho café y pelear por hacer una tesis donde yo quería, como yo deseaba. Recibí mi titulo de psicóloga, y logre lo que algunos antiguos colegas y familia anhelaban para ellos, imaginándolo en mi. Un cargo como profesional en una entidad estatal. ¿Psicóloga social? Jajaja . Trabajo con mucha gente, recibo muchas historias de vida; Asociadas al maltrato, drogas, abuso sexual, abandono, negligencia y muchas otras causas. Y ¿yo que hago? Recibo estas historias escucho a sus actores y lleno cuadros con datos absurdos, al igual que mis otros compañeros. Siento como si vendiaramos sus vidas al mejor postor. Y duele, me duele el ser humano cuando me busca y mi contrato y actividad laboral, no me deja el tiempo para poder hacer lo éticamente correcto. Además de escuchar a mi jefe decir” cuando me entregue las estadísticas sobre el apego emocional y el vinculo afectivo entre un niño y un adulto, le creo”

¿Cómo mides la afectividad entre Seres humanos ?

Es después de haber conocido un poco más de cerca las instituciones estatales, donde vuelven a germinar en mí las intenciones de los estudios sobre la historia y política en Colombia. Empezando a reconstruir mis imaginarios sobre el “estado” y sus “gobernantes”. Estos últimos ocho años me han demostrado que los Colombianos no tenemos memoria. Permitiendo que, culturalmente las elecciones hechas por los ciudadanos entre las estrategias de gobierno sean las mas arbitrarias para nosotros mismos. Encontrándonos inmersos y eligiendo a estos sujetos que, en evidencia no tienen respeto hacia si mismos y menos por el otro. El auto cuidado ha quedado de lado y visto así el cuidado del contexto igual. Siempre he pensado que la libertad mía, existe mientras no trasgreda al “otro” y que es desde allí mismo que la educación formal y /o no formal debe apelar a la que las sociedades cada sujeto pueda poseer los medios de producción, individual y colectivamente, generando actividades éticas de negociación, apelando a las capacidades individuales de cada sujeto. Potencializando la capacidad de agencia de cada uno y así promover las estrategias en comunidad para permanecer en la cultura, permitiéndole la socialización.

Desde esta perspectiva, mis no-creencias en el estado y sus gobernantes, han generado mal-estares en mis opciones como sujeto. Considerándome un sujeto mirando desde la barrera por mucho tiempo.

Entrando en cuestionarme entre “el ser leal a mi familia, con sus opciones y decisiones políticas o ser ética y leal a mí misma”.

Después de estos ocho años inmersos de un gobierno basado en la guerra y beneficios burgueses nace de nuevo las ganas de volverme participativa y aunque como reitero no creo en los políticos de turno; Después de leer “Quiero me obliguen a mí y mis hijos a morir en una guerra entre guerrilla, paras y ejercito, quiero que la educación y el arte sean opcionales para mi, por eso es mejor continuar con el gobierno actual” en una entrevista realizada a estudiantes universitarios de una capital de Colombia. Me confirma que no es mejor momento para un cambio como ahora.

La idea de cultura que tenemos es bastante “perversa” hace unas semanas también escuche por parte de un usuario de los beneficios de la empresa “si las cosas cambian no nos regalaran comida” esto apelando a un gobierno que ha permitido que los sujetos, no generen esta agencia precisa para generar espacios que subsanen lo “necesario” para el desarrollo subjetivo y comunitario.

Cuando empiezo a estudiar los textos realizados , desde hace varios años atrás del profesor y ex alcalde mayor Antanas Mockus , me encuentro con un discurso, donde la apropiación de la ciudad , el sentido de pertenencia de una cultura ciudadana; funcionando en Bogotá ,en los dos periodos al intervenir para cambiar conscientemente el comportamiento interpersonal dictado por normas sociales y culturales en lugares públicos , así como; la regulación del público y las autoridades. Mediante mensajes intensos sobre la articulación de los objetivos de ley, re-conociéndola. Logrando armonía entre la ética, ley y cultura. Develando la toma de consciencia del colectivo basándose en procesos de educación “no formal” en los hábitos interpersonales, demostrando que, esta consciencia “podría” llegar a ser relevante para la gestión pública.

Y si , es una política reclusorio en un sistema donde quizá tampoco quiera estar recluida pero creo que en este momento de la historia sería conveniente un re-nacer político donde haya más participación ciudadana.

Y si, Antanas Mockus, se caso en un circo, con un elefante como corcel, me parece bien. Yo ni siquiera pienso en casarme. En una multitud se bajo los pantalones y mostro su culo, y si tal vez necesitamos que alguien le muestre el culo a Chávez.

Por estas razones este año accederé desde mis creencias en que Mockus es la opción acorde para un cambio, del mismo cuento sin final de siempre. ¿A dónde ir ahora?

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