miércoles, 7 de enero de 2009

ALAS

en el tiempo;
se asoma el pequeño silencio, que;
entre sus doradas canas
intenta engañar su suerte.

Los bordados de su traje
inspiran a la muerte,
de su frágil destino.

Entre el nacimiento de su gloria;
las lágrimas se han congelado,
postrado ante la loma virginal
de pecados rosas,

Su generación continuó,
besando el capítulo
de lo que lamentó,

un día de otoño,
en sus finos pies.

Arrodillándose frente al sol,
Su verdad se reveló
“entre la ventana y la puerta,
las mariposas volaron sin cesar”.

Calmando el pecho,
de lo que el amor, le dejó…
Tan enamorado estuvo de su sombra,
que al final ella se marchó .

Y sin embargo,
se quedó besando el único recuerdo
que frente a su cama conservó;
-un ala, ala de ángel-

Cada mañana desprende una pluma
con la cual acaricia sus ojos para sentir ,
la dulce piel de vino tinto ,
que ella conserva en el funeral del día.