Temblor de una mañana;
caminar entre la selva,
una alcoba de silencios;
para recordar el sendero
donde los demonios, se
encontaron frente a frente
con el olvido.
Tan profundo fué el ensueño
que a la muerte
me encontré.
Entre camelias de fuego;
mi esqueleto se desvaneció;
derrumbandose ante mis ojos,
todo se perdió.
Y entre las siluetas desnudas
la piel se transformó;
en reliquias de un sepulcro,
donde la pena en pasión se volvió.
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