viernes, 16 de abril de 2010


Ya nada hace efecto
no permito calmar.
Pa´ las penas dejar
en la cama 16.

Permitir las hojas secas
y la ropa tiznada
dejó el encendedor
que esta noche me besó.

Y mientras cae la gota de anís
escucho los gritos cerca de la puerta
donde mentís; una vez esta vez.

Callada...

Pierdo el sentido de mis piernas
y busco recordar
por que decidí perderme
y en un beso suplantar tu sombra.

Y aun así
la culpa me carcome
porque quiero regresar
cayendo a tu pedestal.




1 comentario:

Anónimo dijo...

El azar es una cosa interesante. El haber llegado a este blog en una de mis búsquedas aleatorias por el océano de basura que es blogger.com, haber visitado la página en Facebook por medio del link en la columna de la derecha, haberle dado rienda suelta a mi curiosidad al meterme en el perfil de la autora y, finalmente, darme cuenta que vive en la misma ciudad que yo y que tenemos conocidos en común, todo esto ha de ser infinitamente menos probable que encontrar una aguja en un pajar.

Enhorabuena por vuestra osadía de mantener un sitio como este. También por la calidad de vuestra pluma, he leído el poema y me ha gustado.

La inusual eventualidad de encontrar por azar a una joven escritora coterránea me ha dejado con un agradable sabor en la cabeza, así que espero no le moleste que siga este espacio.

Saludos.