sábado, 7 de agosto de 2010

Inventario(I)


Cuando desperté, aun era oscuro, mi cuerpo estaba desnudo ante el frio. Y mis piernas temblaban de agonía. Busque el reloj y su tic tac me despisto, sentí la presión de mi pecho y mi rostro busco la orilla de la cama, frente a la pared. Intentando tapar mis piernas y de nuevo con los ojos cerrados, imaginar el próximo sueño. Aunque mi mente se aleja de quién soy y recuerdo aquellos momentos silenciosos del apto 203 en el edificio O de la calle 66. El silencio oculta mi ventana y siento temblar mis piernas de nuevo. Los sonidos de la noche me asustan, gritan y escucho los pálpitos de mi corazón acelerarse cada vez más. Así que me paro de la cama, enciendo la luz, tomo el libro que está en la mesa de noche. Al buscar el capitulo 5 donde deje la lectura la ultima vez, me encuentro con una foto vieja, borrosa donde estoy yo, jugando con mi padre. Recuerdo ese día muy bien tenía 5 o 6 años. En Calima, recibiendo el frio del día. Jugando, mientras él intenta protegerme. Extraño que me proteja. Cuanto afán tuve por crecer y ahora como me gustaría volver. Gritar y sentir el viento sin vergüenzas. Escribir y disfrutar de los más absurdos cuentos. Dibujar sin forma la cabeza de mi madre y globos en forma de corazón, esconderme debajo de la cama pa´ jugar sin que me molesten, escuchando canciones de gatos con botas y hadas de mar. Y ahora, me encuentro acá, sola escuchando mi silencio. Imaginando desiertos en mi almohada. Haciendo inventarios de mi peso y edad. ¿En qué momento dejo de importarme los viejos placeres pa´ importarme solo cuanto peso y cuantos octubres he vivido? Dejando los chocolates de lado, los globos olvidados y las pepitas de colores fuera del pastel. Sintiendo a Andrés en cada paso, viviendo a Cali entre diez calles de polvo y con grises aromas que me trajo el café. ¿Y que he ganado ahora? Soy un adulto con mil maricadas en la cabeza, conocimientos que al final de mi tiempo ¿De qué putas me servirán? Pintando sobre abanicos la orilla del mar, alejándome del tiempo. ¿En quien me convertí?

Ha amanecido y al levantarme, entrar al baño, lo primero que veo es la mujer en el espejo. Noto que me preocupan las ojeras que lleva, no durmió muy bien, verdad? ¿La culpa esta dentro de vos? Después de ver las heridas en su rostro. Explicándole la tragedia de lo incomprendido de mi parte. Olvidando la pasión de mi cuerpo y el placer de gozar el trabajo. Hoy siendo de mañana, la mañana del 9 siento los pecados de no disfrutar mi trabajo y olvidar al niño que frente a mi me mira, desesperanzado.

Y ¿ahora? ...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh.. me hiciste acordar de muchas cosas cuando era niño.. aunque todavía me escondo bajo mi cama.. gracias a mi perro lo hago de vez en cuando... Lo busco debajo de la cama y juego con el .. me sirve de excusa para no olvidar el niño que llevo adentro...;)

Pep dijo...

Sublime, me gusta mucho.
http://venerantomnesultimanecat.blogspot.com/